¿Qué dice la Biblia acerca de la hechicería y la adivinación?
Con cierta
frecuencia hay noticias acerca de personas, especialmente jóvenes y niños, que
han quedado transtornadas o asustadas por prácticas de adivinación, magia negra
o espiritismo. Es importante saber qué dice la Biblia acerca de estas prácticas
y creencias y por qué se ha de rechazarlas decididamente.
El cristiano tiene
dos razones muy importantes para no recurrir a los hechiceros o
"sacasuertes":
1) Por nuestra
confianza total en el Dios único que nos ama y que tiene "todo poder en el
cielo y en la tierra" (Mt. 28, 18), de manera que, si estamos con
Jesucristo, no tememos ninguna fuerza maléfica ni intentaremos usarla. Jesús
dijo: "Adorarás al Señor tu Dios, y a El solo servirás" (Mt. 4,10).
2) Dios creó al ser
humano a su propia imagen y semejanza (Gen. 2, 1-27), y le dio el encargo de
cuidar y administrar lo creado según la vo!untad divina (Gen. 2, 15). Cada
persona ha de utilizar su inteligencia y otros dones que Dios le ha otorgado para
ganar el pan de cada día honradamente y trabajar por el bien común. Nadie tiene
que depender de adivinaciones, brujerías, astros, sortilegios, macumba, magia,
ouija, médium, ocultismo, horóscopos, hechicería, evocación de muertos, o
simplemente de la "suerte".
Ya en el antiguo Testamento la Palabra inspirada nos muestra el rechazo de Dios hacia las adivinaciones y profecías falsas: "Que nadie practique encantamientos o consulte a los astros; que no haya brujos ni hechiceros; que no se halle a nadie que se dedique a supersticiones o consulte los espíritus; que no se halle ningún adivino o quien pregunte a los muertos. Porque Yavé aborrece a los que se dedican a todo esto..." (Dt. 18, 10-12) "No se dejen engañar por los profetas, ni por los adivinos que hay entre ustedes, ni crean en sus sueños, fruto de su imaginación. Porque sin que yo los haya mandado se aprovechan de mi nombre para profetizar mentiras, dice Yavé". (Jer. 29,8-9). La Biblia relaciona la hechicería estrechamente con la idolatría, la cual es incompatible con el culto al Dios único y verdadero.
Con respecto a los
sueños, se reconoce que en algunas ocasiones Dios se ha comunicado con personas
por este medio, pero la Sagrada Escritura contiene una advertencia: "los
sueños dan alas a Ios insensatos. Creer en los sueños es querer agarrar una
sombra o perseguir el viento. Lo que uno ve en sueños es solo una imagen, como
un rostro reflejado en un espejo... Adivinaciones, pronósticos y sueños son
cosas sin valor, fantasías como la mujer encinta. Si no vienen de parte del
Altísimo, no les prestes la menor atención. Porque muchos se dejaron engañar
por los sueños, y por creer en ellos se arruinaron". (Eclesiástico o
Sirácides 34,1-7).
En el Nuevo
Testamento se ve que las prácticas mágicas son condenadas como obstáculos a la
fe cristiana. Se destaca el caso del mago Simón en los Hechos de Ios Apóstoles,
a quien San Pedro reprendió severamente (Hch. 8,9. 18-24). En esta ocasión San
Pabo condenó enérgicamente al mago y falso profeta Barjesús que impedía el
anuncio en Chipre (Hch. 13,6-12). En el capítulo 19 de los Hechos, leemos
también: "Muchos de los que habían aceptado la fe venían a confesar y
exponer todo lo que antes habían hecho. No pocos de los que habían practicado
la magia hicieron un montón con sus libros y los quemaron delante de todos.
Calculando el precio de los libros, se estimó en unas cincuenta mil monedas de
plata. De esta forma la Palabra de Dios manifestaba su poder, se extendía y se
robustecía". ( Hechos 19, 19-20).
San Pablo en su
carta a los Gálatas, incluye "la brujería" entre los pecados graves
que impiden entrar en el Reino de Dios (Gálatas 5,20). En el libro del
Apocalipsis, se anuncia que los hechiceros junto con los "pervertidos,
fornicarios, asesinos, idólatras y engañadores", no tendrán entrada a la
Ciudad celestial. (Ap. 22,15)
Lo importante es
confiar en Dios, en su amor paternal y su poder infinito, en su Palabra y no en
fuerzas ocultas o supersticiones. "No se angustien ustedes...crean en
mí", dijo Jesús. (Juan 14,1)
"Yo, señor confío en ti; yo te he dicho: ¡Tú
eres mi Dios! Mi vida está en tus manos". (Salmo 31,14)
A lo largo
de la Santa Biblia, Dios
advierte en repetidas ocasiones que los pronósticos de los adivinos son
engañosos y que por tanto no debemos confiar en ellos. El profeta Jeremías lo advirtió pero no le hicieron caso:
“Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen
vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos, ni hagáis
caso de los sueños que sueñan. Porque falsamente os profetizan en mi nombre. Yo
no los envié, ha dicho Jehová”. (Jeremías 29:8-9). También otro pasaje añade:
“Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, adivinos, soñadores, agoreros
o encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.
Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra y
para que yo os arroje y perezcáis”. (Jeremías 27:9-10).
Hoy es muy
frecuente ver gente que acude a curanderos y santones que nos ofrecen algún
objeto mágico para quitarnos el mal de ojo o para lograr el amor. ¿Qué dice la
Palabra? “Di: “Así ha dicho Jehová, el Señor: ¡Ay de aquellas que cosen vendas
mágicas para todas las manos y hacen velos mágicos para la cabeza de toda edad,
para cazar las almas! ¿Habéis de cazar las almas de mi pueblo para mantener así
vuestra propia vida? ¿Y habéis de profanarme en medio de mi pueblo por
unos puñados de cebada y unos pedazos de pan, matando a las personas que no
deben morir y dando vida a las personas que no deben vivir, mintiendo a mi
pueblo que escucha la mentira?” (Ezequiel 13:18-19). Ni hechizos ni rituales ni
talismanes ni supersticiones. Dios no quiere para sus hijos nada de esto.
Para Dios
la adivinación es pecado: “Como pecado de adivinación es la rebelión, como
ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto rechazaste la palabra de Jehová,
también él te ha rechazado para que no seas rey” (1Samuel 15:23). Este pecado pone rabioso a
Dios: “Pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom, y observaba los
tiempos, confiaba en agüeros, era dado a adivinaciones y consultaba a adivinos
y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta
encender su ira” (2 Crónicas 33:6). Y ordena: “No os volváis a los encantadores
ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo, Jehová,
vuestro Dios” (Levítico 19:31). O sea que es un pecado, despierta la ira del
Señor y Él mismo nos ordena evitarlos, porque nos contaminan con sus malas artes.
¿Castiga
Dios la adivinación y la brujería? Sí. De hecho en el antiguo Israel tales
prácticas estaban penadas con la muerte: “A la hechicera no la dejarás con
vida” (Éxodo 22:18) y “El hombre o la mujer que consulten espíritus de muertos
o se entreguen a la adivinación, han de morir; serán apedreados, y su sangre
caerá sobre ellos” (Levítico 20:27). Por su parte, el Señor amenaza con el
fuego a una adivina y a quienes le han consultado (Isaías 47:8-15). Aunque quizás la historia
más fascinante es la de Saúl, primer rey de
Israel, quien acude a la adivina de Endor para consultar con los muertos. Ante
tal desobediencia, Dios es tajante y decice desposeerle de la corona y
entregar su reino a los enemigos filisteos (1Samuel 28:3-19). Estas
prácticas son horrendas y Dios las castiga con mano de hierro.
Nuevo
Testamento.
Hasta
ahora hemos visto lo que dice el Antiguo Testamento, famoso por su severidad,
pero ¿qué dice el Nuevo? ¿Es acaso más condescendiente con este pecado? No. De
hecho, apunta directamente a quienes lo practican como firmes candidatos a
quemarse en el infierno si no se arrepienten de sus fechorías: “Pero los
cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:8). Los
santos y los justos podrán entrar en el Reino de los Cielos “pero los perros
estarán afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras
y todo aquel que ama y practica la mentira” (Apocalipsis 22:15). Los adivinos
no serán salvados de la quema.
“Manifiestas
son las obras de la carne, que son: adulterio,fornicación, inmundicia, lujuria,
idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas,
divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes,
que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Gálatas
5:19-21). La Bibliadice
que los hechiceros van al infierno, pero en no pocas versiones bíblicas leemos
que, en tiempos del rey Herodes, tres magos
acudieron a adorar al niño Jesús (Mateo 2:1-12). ¿Cómo es posible semejante
contradicción? Sabemos que el Señor abomina la magia por lo que “magos” debe
ser, en realidad, una mala traducción. Otras versiones hablan de tres hombres
sabios, cosa que sí tiene mucho más sentido.
En la
Palabra encontramos también la
historia de cómo Pablo liberó a una muchacha del espíritu de
adivinación que moraba en ella (Hechos 16:16-18), gracias a lo cuál sabemos que
las personas que adivinan están poseídas por algún demonio que habita en su
interior. También leemos cómo un coetáneo de Cristo, llamado Simón
el Mago trató de
sobornar a los apóstoles Pedro y Juan a cambio de poder transmitir el poder
del Espíritu Santo, ante
lo cuál los apóstoles reaccionaron escandalizados (Hechos 8:9-24). Las
Escrituras también relatan que muchos de los que habían practicado la magia, se
arrepintieron de sus pecados y quemaron sus libros mágicos públicamente (Hechos
19:18-20). Siempre, y en todos los casos, la magia es retratada -sin excepción-
como algo malo.
“Pero sigo
sin entender ¿por qué Dios se opone tan ferozmente a la adivinación? ¿Qué tiene
de malo que uno consulte a la pitonisa?” -puedes preguntarte-. El Señor se
opone básicamente por tres razones. La primera es que Él desea que toda nuestra
fe y confianza descansen solamente en Él, y en nadie más (Jeremías 17:5-8). La
segunda es que los adivinos no son de fiar porque mienten (Jeremías 29:8-9). Y
la tercera, el Espíritu Santo entrega el poder de profecía (1 Corintios
12:10) pero el de adivinación proviene del diablo (Hechos 16:16-18). Dios
aborrece la magia, la hechicería, la brujería, el espiritismo, la adivinación,
la astrología, el horóscopo, el tarot, la quiromancia, el esoterismo, el
ocultismo y otras prácticas similares porque nos apartan de la luz del Señor y
nos acercan a las tinieblas de Satán.
Fuente: Biblia Reina-Valera 1995.
MENSAJE PARA TI QUE ERES CATOLICO
Si crees en Dios por qué te llenas de supersticiones?
Muchos recurren a la adivinación
y a las supersticiones en momentos de crisis y a un más durante las fiestas de
fin año con el fin de buscar respuesta a sus problemas y/o hacer que el próximo
año sea muy próspero, encuentren el amor de su vida, se mejoren las finanzas,
etc.
Muchas personas viven encadenadas a las falsas creencias que atraen “la
buena suerte” o espantan “la mala suerte”. Y para lograrlo recurren a los
“poderes ocultos” de la hechicería, el espiritismo, los amuletos, la
cartomancia, la numerología y la astrología. Las supersticiones están muy
enraizadas en nuestro pueblo hispano donde muchos creen en brujos, hechiceros,
chamanes, etc. Estos personajes usan grandes espacios en los medios de
comunicación porque tienen demanda y buenos ingresos, muchos
"católicos" no salen sin ver que les deparan los astros o dice el
astrólogo de la televisión, la radio, o el Internet.
¿Qué demuestra ésto?Que mucha gente cree en Dios con los labios, pero su
corazón está lejos de El (Isaías 29,13). No le tienen confianza, ni practican
sus mandamientos. Y sin embargo cuánto creen en las ficticias supersticiones.
Por ejemplo el zodiaco: cuantos no le preguntan a otros “de qué signo eres”, y
el otro contesta, soy de Piscis o de Sagitario. ¿Pero cómo un cristiano puede
creer en estas falsedades? No, porque su signo es la cruz de Cristo. Y sin
embargo gente de todas las clases sociales creen en horóscopos y otras
supersticiones y luego dicen que son católicos. No saben que la fe católica
rechaza tales prácticas y que la Biblia las prohíbe (Isaías 8,19-20).
¿QUE SON LAS
SUPERSTICIONES?
Las supersticiones son “creencias que atribuyen efectos de buena o mala
suerte a ciertas acciones, sucesos y cosas”. Esto es extraño a la fe cristiana
y contrarias a la razón. Cuando se tiene una sólida formación cristiana, cuando
se aprende la Palabra de Dios, vemos que no hay espacio para las supersticiones
y sus objetos (Hechos 19,18-20).
Algunos creen que estas prácticas no afectan su fe en Dios, creen que es
mejor por si acaso, evitar cruzarse con un gato negro, no pasar por debajo de
una escalera, no romper un espejo, no derramar sal al piso, el vuelo de una
mariposa negra en la casa, los sueños que revelan malos augurios y el ser
“víctima de daños” (brujería) para evitar la mala suerte. Creen también que no
tiene nada de malo, por si las moscas pasar la ruda, la canela, etc por la casa
o el negocio es de buena suerte, persignarse con el dinero de la primera venta,
portar amuletos (que se inventan por miles) poner sábila o herraduras en la
puerta, practicar sortilegios o filtros del amor; etc. (1 Cor 3,18-19)
Lo peor de los supersticiosos es que por tratar de “cambiar” su mala
situación le pagan a gente astuta, que se hacen llamar “parasicólogos, lectores
de cartas, espiritistas, astrólogos, videntes, brujos, chamanes, maestros,
consejeros, etc”. Esta gente “viva” es la que arma un buen negocio para vivir
sin trabajar a costa de los supersticiosos estafándolos sin compasión (Ez
13,6-8; Mt 7,15-18). Y ojo, que estos charlatanes a todos los que van a
consultar sus desdichas les dicen que les han hecho “daño, maldad, brujería”.
Los sugestionan bien y los convierten en sus esclavos pues tienen que pagar una
larga serie de sesiones para ser “liberados de los supuestos daños”.
LAS SUPERSTICIONES
RELIGIOSAS
La ignorancia espiritual también inventa supersticiones religiosas. Por
ejemplo las famosas “cadenas” de San Judas Tadeo que exigen hacer copias y
repartirlas bajo amenaza de terribles desgracias en caso de no obedecer o
grandes ganancias en caso de cumplir. La Biblia dice que DIOS ES AMOR (1 Juan
4,8). ¿Crees en ésto? Ojalá que sí. Ahora piensa: ¿cómo podría Dios premiar a
quienes hacen 100 copias de un papel y en cambio castigar a quienes no lo
hacen? Creer en tales cadenas es desvirtuar la esencia de amor de Dios mismo.
Otras supersticiones que se deben desechar: “echar el agüita de socorro”
a los bebés; llevar el agua bendita en botellones para espantar la mala suerte
(!hasta los brujos llevan agua bendita para sus brujerías!); las uvas del 31,
los calzones amarillos, la maleta, las hojas de te, el fonde del café, etc para
la “buena suerte”. Los católicos no hablamos de "buena suerte"
hablamos de las bendiciones que hemos recibido de nuestro Dios.
LA BIBLIA LIBERA
DE LAS SUPERSTICIONES
¿Cómo liberarte de las supersticiones? con una seria formación
religiosa, aprendiendo la PALABRA DE DIOS. Aprenderás que lo único real ante
los golpes de la vida es el Amor infinito y el poder sin límites de Dios.
“Conocerás la verdad y la verdad te hará libre” (Juan 8,32). Las supersticiones
son ataduras y miedos no resueltos, la fe y confianza en Dios es libertad. El
que está con Dios no tiene que temer de las supersticiones ni de las brujerías.
Dios ordena que no creamos en las supersticiones (Deut 18,10-12). Los
apóstoles las combatieron frontalmente (Hechos 16,16-21). Dios pide una
devoción fiel (Stgo 4,4-5). Dios manda que tengamos absoluta confianza en El
(Sal 146,3-9), y que no tengamos miedo del mundo (Josué 1,9; Salmo 91,1-6).
Cuando nos caigan duras pruebas de la vida aferrémonos solamente a Dios y nada
podrá el diablo contra nosotros (Stgo 4,6-10.). Y en cuanto a consultar el
futuro, la Biblia señala tajantemente que solo Dios lo conoce (Isaías 44,6-8).
¡No hay astrólogo ni clarividente que pueda saberlo! ¡Todos los que pretenden
hacerlo solo inventan y engañan.
¿EN QUE CREEMOS?
EN DIOS!
(1)
Un poderoso
ejemplo de esto es el arcángel Miguel en Judas verso 9. Miguel, como el más
poderoso de todos los ángeles de Dios, no reprendió a Satanás en su propio
poder, sino que dijo “El Señor te reprenda.” Apocalipsis 12:7-8 dice que en el final de los tiempos, Miguel derrotará
a Satanás. Aún así, cuando se presentó su conflicto con Satanás, Miguel
reprendió a Satanás en el nombre y autoridad de Dios, no en la suya propia. Es
sólo a través de nuestra relación con Jesucristo que nosotros, como cristianos,
tenemos alguna autoridad sobre Satanás y sus demonios. Es sólo en Su nombre que
nuestra reprensión tiene algún poder.
(2)
Efesios 6:13-18 nos da una descripción de la armadura espiritual
que Dios nos da. Debemos estar firmes con (a) el cinturón de la verdad, (b) la
coraza de justicia (c) el Evangelio de la paz, (d) el escudo de la fe, (e) el
yelmo de la salvación, (f) la espada del Espíritu, y (g) orando en el Espíritu.
¿Qué es lo que estas piezas de la armadura espiritual representan para nosotros
en la guerra espiritual? Debemos hablar la verdad contra las mentiras de
Satanás. Debemos descansar en el hecho de que somos declarados justos por el
sacrificio que Cristo hizo por nosotros. Debemos proclamar el Evangelio, sin
importar cuánta resistencia recibamos. No debemos vacilar en nuestra fe, no
importa cuán fuertemente seamos atacados. Nuestra defensa principal es la
seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las fuerzas espirituales
no pueden quitárnosla. Nuestra arma ofensiva está en la Palabra de Dios, no en
nuestras propias opiniones y sentimientos. Debemos seguir el ejemplo de Jesús
en reconocer que algunas victorias espirituales sólo son posibles a través de
la oración.
(3)
Jesús es
nuestro mejor ejemplo para la guerra espiritual. Observa cómo Jesús manejó los
ataques directos de Satanás: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta
días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a Él el tentador, y le dijo; Si
eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y
dijo: Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le
puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate
abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos
te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo:
Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo
a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de
ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le
dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él
solo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le
servían.” (Mateo 4:1-11) La mejor manera de combatir a Satanás es la manera que
Jesús nos mostró y que fue citando la Escritura, porque el diablo no puede
manejar la espada del Espíritu, la Palabra del Dios Viviente.
(4)
El mejor
ejemplo de cómo no comprometerse en una guerra espiritual fueron los siete
hijos de Esceva. “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron
invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos,
diciendo; Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un
tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo
el espíritu malo, dijo; A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre
ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella
casa desnudos y heridos.” (Hechos 19:13-16). ¿Cuál fue el problema? Los siete hijos de
Esceva estaban usando el Nombre de Jesús. Eso no es suficiente. Los siete hijos
de Esceva no tenían una relación con Jesús, por lo tanto sus palabras eran
carentes de cualquier poder o autoridad. Los siete hijos de Esceva se estaban
basando en una metodología. Ellos no se basaban en Jesús, y no estaban empleando
la Palabra de Dios en su guerra espiritual. Como consecuencia, recibieron una
humillante golpiza. Aprendamos de su mal ejemplo y manejemos las batallas
espirituales como lo describe la Biblia.
En resumen, ¿cuáles son las claves para el éxito en la guerra espiritual?
Primero, que nos apoyemos en el poder de Dios, no en el nuestro. Segundo,
reprendamos en el Nombre de Jesús, no en el nuestro. Tercero, protegernos con
toda la armadura de Dios. Cuarto, librar nuestras batallas con la espada del
Espíritu – La Palabra de Dios. Por último, debemos recordar que aunque libramos
batallas contra Satanás y sus demonios, no cada pecado o problema es un demonio
que necesita ser reprendido. “Antes, en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
El verdadero significado de
Atar y Desatar
Atar y Desatar: Hoy se
enseña en muchas iglesias que Dios quiere que atemos demonios.
Una de las enseñanzas
falsas más prominentes es que los creyentes debemos atar a los demonios. La
basan en este versículo: Mateo 12:28-29 “Pero si yo por el Espíritu de Dios
echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus
bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa.” Muchos
equivocadamente han deducido que Jesús nos enseña a atar a Satanás para poder
vencerle. El problema es que en este versículo Jesús cuenta una parábola o
ilustración para mostrar de que si El sacaba a los demonios, el era más fuerte
que el enemigo, el diablo, por lo tanto él era el mesías que traía el reino de
Dios. Este pasaje No es una enseñanza para sacar demonios, ni un manual de
guerra espiritual. Note que Jesús no estaba dando una enseñanza a los
discípulos, la audiencia de Cristo eran los críticos fariseos. Note que Jesús
en ningún pasaje de los evangelios echo fuera a algún demonio atándole. Este
pasaje no enseña que debemos “atar a Satanás.” Es una simple ilustración de que
él era más fuerte que Satanás pues lo había sometido (atado).
Note que Marcos 3:22-25
nos clarifica que Jesús estaba dando una ilustración o parábola: “Pero los
escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Satanás, y que por
el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. Y habiéndolos llamado,
les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un
reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Ninguno
puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no
le ata, y entonces podrá saquear su casa.” Una parábola es una ilustración, una
historia que contiene una enseñanza.
Atar al hombre fuerte es
una parábola para ilustrar la superioridad de Cristo y la llegada de su reino.
No es un manual de guerra espiritual.
El verdadero significado de Atar y
Desatar = Autoridad para dar dirección doctrinal y espiritual
La única ocasión en la
Escritura donde se nos enseña a atar algo es Mateo 18:15-20: “Por tanto, si tu
hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has
ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que
en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos,
dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por un incrédulo. De
cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y
todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.” Note que este pasaje
nada tiene que ver con liberación demoniaca, sino con disciplina en la iglesia
contra el ofensor no arrepentido, teniéndole como un incrédulo. Si este pasaje
se tratara de “atar” demonios, entonces ¿en dónde queda el “desatar”? ¿Qué
significaría desatar demonios?
¿Atar y
desatar? Era una
termino de los maestros de la Ley judíos, los rabinos que significaba que
cuando algo era atado era prohibido, cuando era desatado era permitido. El
contexto del pasaje de Jesús es la disciplina en la iglesia sobre alguien que
ha ofendido a un hermano y no quiere pedir perdón, así se prohíbe que se le
trate como creyente pues su conducta muestra que se comporta como los
incrédulos.
Pablo enfrentó una seria
lucha espiritual penetrando el evangelio en un mundo pagano controlado por el
Diablo. Sin embargo Pablo nunca grito a los aires en todo el libro de Hechos,
ni un solo pasaje bíblico enseña esto. En Hechos Pablo llego a lugares paganos
llenos de opresión satánica, y jamás “ato” a ningún demonio de ninguna ciudad,
como pretenden hacerlo hoy muchos en el movimiento carismático (son tradiciones
de los hombres). En Hechos 19 Pablo llego a Éfeso, un lugar plagado de
idolatría y magia ¿Qué hizo Pablo? Predico la Palabra de Dios por tres años y
dejo establecida una iglesia. Esa fue su guerra espiritual, someterse a Dios,
cuidar la santidad de su vida (Gálatas 2:20), predicar el evangelio y hacer
discípulos de Cristo.
Hoy muchos gritan a los
demonios fuertísimo, “te atamos,” “fuera”. ¿Por qué Gritar?, es importante
notar que a ningún demonio lo espanta un grito como a nosotros que alzamos la
voz para asustar a alguien cuando estamos enojados, sino que lo que le hace
huir es la autoridad de Cristo y la autoridad en Cristo del creyente; la
santidad de la persona que lo expulsa en el nombre de Jesús y su comunión con
Dios.
En Hechos 16:16-18 nos
muestra una lucha espiritual sobrenatural que Pablo enfrento: “Aconteció que
mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía
espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando.
Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres
son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación.
Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió
y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y
salió en aquella misma hora.” Es interesante notar que Pablo no ato a ningún
demonio sino le ordeno en el nombre de Jesús que dejara a la muchacha.
Cuando un creyente se enfrenta a una persona poseída debe estar
en oración ante el Señor, ayunar y orar, y expulsar al demonio en el nombre de
Jesús. Pero al final de cuentas debemos llevar a la persona a Cristo y
discipularle, si no de nada sirve pues volverá la persona a lo mismo. Los
demonios están allí porque esa persona abrió una puerta en su vida no
conociendo a Cristo.
. ¿Cuál Fue La Táctica De Guerra Espiritual
Utilizada Por Cristo?
¿Cómo enfrento Jesús al Diablo al ser tentado?
En Mateo 4:1-11
observamos como Jesús luchó espiritualmente contra el diablo: “Entonces Jesús
fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y
después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a
él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se
conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le
llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si
eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará
acerca de ti, y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie
en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8
Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos
del mundo y la gloria de ellos, 9 y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me
adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor
tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí
vinieron ángeles y le servían.”
¿Cuál fue su táctica de
guerra espiritual?
1.
Jesús estaba en oración
2.
Jesús ayunaba, tenía disciplina
en su vida (Ayunaba, se negó a sí mismo no cediendo a sus deseos de hambre)
3.
Jesús Resistió
4.
Jesús venció utilizando la
Palabra de Dios guardada en su corazón (La Espada del Espíritu)
La Receta De Dios Para La Guerra
Espiritual
Veamos algunos pasajes
relevantes:
1ª Pedro
5:8-9 “Sed sobrios,
y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe.”
Vigilar y cuidar de no caer en sus
tentaciones y tretas, y resistirle firmes “En la fe.”
Efesios 4:27 “Ni deis lugar al Diablo.” No darle cabida
con nuestro pecado o pensamientos, o acciones (enojo contra otros).
Santiago 4:7 “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros.”
La clave de la lucha es
someterse pues a Dios, no pelear con el diablo. Hay que resistirle como Jesús
lo hizo en sus tentaciones.
Judas 1:8-9 “…estos soñadores rechazan la autoridad y blasfeman de las
potestades superiores. Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo,
disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de
maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.” Eso es lo que el
cristiano hace cuando se enfrenta a lo demoniaco, reprenderlo en el nombre de
Jesús. No se pone a platicar con los demonios o a entrevistarlos, ni a
maldecirlos.
2ª Timoteo
2:25-26 nos da una
fuerte y clara instrucción sobre qué hacer con alguien que se encuentra bajo la
influencia de Satanás. Muchos dirían que debemos atar al espíritu diabólico,
que gritemos orando que atamos a Satanás o al demonio de pecado en particular,
pero Pablo nos da otra dirección: “que (el siervo de Dios) con mansedumbre
corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan
para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a
voluntad de él.” Siempre la clave de la guerra espiritual es someternos a Dios
en obediencia a su Palabra, y resistiendo no cediendo a las artimañas del
Diablo. La clave es el discipulado bíblico y la santidad.
Este pasaje nos muestra que la clave es corregir utilizando la
Palabra de Dios para que la gente escape del lazo del diablo. Es lo que Pablo
hizo en Éfeso enseñando la Palabra por tres años. Utilizando la espada del
Espíritu de Efesios 6.
Las Maldiciones
Generacionales
Una de las enseñanzas muy populares de la
falsa guerra espiritual que tantos predican hoy es la doctrina de las
maldiciones generacionales. Según esta enseñanza, las personas heredan
maldiciones de los padres a los hijos por muchas generaciones, de manera que si
alguien tuvo una abuelo que practico la hechicería, existen demonios o ataduras
que nos han sido transmitidos de los antepasados. Si alguien tuvo un
ancestro que practico un pecado grave o que fue alcohólico o drogadicto existen
maldiciones demoniacas que pasan sobre su descendencia para esclavizarles a
estos pecados.
Existen libros muy populares como Rompiendo
las Cadenas de Neil T. Anderson en el que existe una guía para orar para
renunciar a esas maldiciones y romper esas cadenas generacionales. Según esta
enseñanza aunque la persona sea cristiana existen derechos de estos demonios
sobre la vida de los descendientes de aquel que tuvo esas ataduras.
Es importante entender en primer lugar, que
no existe evidencia alguna en la Palabra de Dios para sostener esta doctrina.
El único pasaje que es citado es el de Éxodo 20:5 “No
te inclinarás ante ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios,
fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la
tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a
millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.”
Este pasaje, no está hablando de
maldiciones heredadas. Se refiere a que Dios es testigo de la maldad que
continua a través de las generaciones de aquellos que le aborrecen y rechazan
sus leyes y preceptos. Esto es porque los hijos aprenden del mal ejemplo de los
padres, y porque las decisiones de los padres afectan la vida de su
descendencia, pero el pasaje jamás menciona alguna maldición generacional que es
transmitida de forma espiritual.
Además note usted que la
maldad hasta la tercera y cuarta generación es sobre quienes le aborrecen no
sobre aquellos que son su pueblo y le aman, como este movimiento enseña a los
creyentes. 2 Corintios 5:17 dice "De modo que si alguno está en Cristo,
nueva creación es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas." Efesios 1:13 nos dice que ya fuimos sellados como propiedad de
Dios con su Espíritu Santo. Colosenses 2:13-15 declara que Cristo ya anuló toda
acta contra nosotros que nos encontraba culpables triunfando sobre Satanás y
sus demonios:
Colosenses
2:13-15 13 Y a vosotros,
estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,14 anulando el
acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15 y
despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz.
Jeremías 31 y Ezequiel 18 dejan bien claro que no llevaran la
culpa los hijos por los padres, que cada persona que peca es responsable por su
pecado:
Jeremías
31:29-32 En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las
uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que cada cual
morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas
agrias, tendrán la dentera.
Ezequiel
18:2-4 ¿Qué pensáis vosotros, los que usáis
este refrán sobre la tierra de Israel, que dice: Los padres comieron las uvas
agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera? Vivo yo, dice Jehová
el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel. He aquí que todas las
almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma
que pecare, esa morirá.
Así como observamos la doctrina de las maldiciones
generacionales no solo no es bíblica, sino es contraria a la clara enseñanza
bíblica, por eso debemos desecharla.
Existen ciertos peligros en la enseñanza de que los
cristianos pueden tener demonios. Primero, voltea nuestra atención de Dios a
Satanás. Segundo, inspira el temor en el creyente en vez de confianza en
Cristo. Con frecuencia ata a los creyentes a los ministerios de liberación para
que éstos sigan protegiéndolos de los demonios. Tercero, fomenta una
superstición religiosa que distrae al cristiano de la proclamación del
evangelio y del crecimiento personal en gracia y santificación. Tal vez su
peligro principal recae en su metodología para descubrir la verdad, pues se coloca
la experiencia por encima de las enseñanzas bíblicas. Tal ensalzamiento de la
experiencia subjetiva sobre las revelaciones escritas de Dios es peligroso,
porque puede llevar al pueblo cristiano a una epidemia de supersticiones,
exageraciones y especulaciones doctrinales.
Ya que la Biblia nunca dice que un cristiano puede
ser la morada de un demonio y nunca enseña que hay problemas espirituales por
los cuales el cristiano necesita someterse a un exorcismo, podemos descansar
con confianza en la victoria que Cristo ganó en la cruz sobre las fuerzas
demoníacas (Col. 2:14-15). Confiemos en las provisiones y los recursos de Dios
en nuestra guerra para la victoria sobre el mundo, la carne y el diablo.
Tristemente algunos cristianos ven hoy demonios en
todo (dicen popularmente “hasta en la sopa”). Se obsesionan con Satanás y ven
satanistas en todo el mundo. Han difamado falsamente a compañías americanas
como Satanistas, inclusive han llegado a lo ridículo, diciendo que
hombres de Dios como Billy Graham o que el cantante popular cristiano Marcos
Witt, entre otros, que son satanistas. Dios no desea que vivamos obsesionados
con Satanás y que veamos demonios y satanistas “hasta en la sopa.”
La vida cristiana que Cristo ofrece
es una vida abundante y la única guerra espiritual que la Biblia presenta es
someternos a Dios y resistir las tentaciones del diablo (Santiago 4:7),
vestirnos de toda la armadura de Dios (Efesios 6), y aprender de Cristo que
resistió a Satanás sometiéndose en obediencia al Padre y haciendo uso de la
Palabra de Dios. Los cristianos tenemos una guerra espiritual, si, pero no la
que hoy se presenta y publica en cientos de libros vendidos a miles de
cristianos. Sometámonos pues a Dios, resistamos al Diablo, y el huira de
nosotros.