Imposible es para mí no sentir compasión y tristeza por las miles de
personas de Siria, África, Turquía, Irak, Líbano, Yemen, y los que viven
en la linea fronteriza de Cisjordania e Israel y la Franja d Gaza. Unos
en guerras civiles, otros invadidos por opresores más fuertes que
ellos. Otros desplazados a ultranza por las circunstancias políticas e
ideologías terroristas.Otros peleando por odios milenarios... Millones
de personas sufren desnutrición y enfermedades en países de inmenso
crecimiento demográfico y poca producción agrícola. Otros perecen o
pierden su hogar en inundaciones y terremotos.
La tiranía del
hombre y la capacidad destructiva de la guerra moderna han impuesto
dolor, tortura y muerte sobre millones de seres indefensos. Incontables
vidas se han perdido en brutales actos de terrorismo y secuestros
aéreos. Siempre ha habido accidentes, pero actualmente la cantidad de
desastres y calamidades naturales es abrumadora: aviones de pasajeros
que los derriban matando a todos, otros los estrellan; una planta de
extracción de petróleo explota; el fuego atrapa a centenares de viajeros
en un tren subterráneo. Esclavitud de niños, niñas y adolescentes a
quienes venden como esclavos sexuales. Corrupción moral y politica sin
precedentes. La gente se pregunta: ¿por qué lo permite Dios? De hecho,
la Biblia dice: "Sabemos que toda la creación gime a una, y a una está
con dolores de parto hasta ahora" (Romanos 8:22).
MIS CONCLUSIONES:
1. El hombre vive en un universo de causa y efecto, y los efectos de
ciertas causas son ineludibles. El fuego quema, el agua ahoga, los
gérmenes infecciosos producen enfermedades. Estos hechos tienen
implicaciones morales. Los seres humanos vivimos en un universo en el
que las consecuencias de lo que hacemos son inevitables y, por lo tanto,
nuestra responsabilidad por lo que hacemos es igualmente inevitable. Si
no existiera esta "ley natural" el hombre podría hacer con impunidad lo
que quisiera, y no habría responsabilidad. Dios hizo el universo de
esta manera porque es un Dios moral, quien nos ha hecho agentes morales
(con conciencia) responsables con libre albedrío para que elijamos cómo
hemos de actuar.
2. La negligencia y mal uso que hace el hombre
de su vida ha corrompido el desarrollo de la vida humana misma, y ha
dejado males que afectan a las generaciones subsiguientes. Estas, a su
vez, como parte de la ley natural, pueden manifestarse en forma de
debilidades y tendencias hereditarias hacia las enfermedades, la
miseria, la necedad o insensatez. La materia misma de la vida puede ser
afectada al pasar de generación en generación.
3. Las
consecuencias de los actos de los hombres no son tan sólo físicas. Los
males sociales y políticos que el género humano ha creado en el
transcurso de la historia han dejado una carga acumulativa en las
generaciones subsiguientes. La gente hoy en día está atrapada en una red
de consecuencias de la historia pasada, e incluso lo que hoy se escribe
que luego será nuestra subsiguiente historia siguen generando males a
las futuras generaciones y cuando tratan de corregir un mal, provocan la
aparición de otro. Con razón Dios nos dice: 1Cor 3:18 "Dejen de
engañarse a sí mismos. Si piensan que son sabios de acuerdo con los
criterios de este mundo, necesitan volverse necios para ser
verdaderamente sabios.
19 Pues la sabiduría de este mundo es
necedad para Dios. Como dicen las Escrituras: «Él atrapa a los sabios en
la trampa de su propia astucia»*.
20 Y también: «El SEÑOR conoce los pensamientos de los sabios, sabe que no valen nada»*.
4. Mantengamos encendidas y sin cesar la lámpara de la oración por
estas personas que sufren tanto. Y aunque Dios es amor, sabio sin medida
y ningún mal y maldición viene sin causa, aún así oremos y pidamos
misericordia y digamosle al Señor: Jesucristo en Ti confío.